lunes, julio 30, 2007

English

Me había resistido a escribir sobre esta entrada porque no habían llegado los resultados, pero ya estuvieron:

Para ingresar a la maestría en FM te piden un examen conocimiento de lengua extranjera (inglés, en este caso). No sé exactamente por qué, pero te lo piden. Lo curioso es que te piden como ciento y cacho pesos para inscribirte al examen de inglés . Me reservo mis comentarios sobre el tener que pagar tanto dinero para un vil examen.

Me confié para el examen, francamente. Lo que sucede es que fue un examen de comprensión de lectura, o de lectura de comprensión, o algo así le pusieron a la hoja, y yo de manera diaria desde hace ya varios años entro a esta, esta y esta página. Y pues leo ya los comentarios y noticias que pongan ahí (ya saben ahora mi secreto para aprender inglés... y perder aproximadamente un cuarto de mi tiempo total de vida durante estos años). Es por eso que no estudié y pensé que el examen sería sencillo. Y sencillo fue.

Llegué el día indicado al examen -si mi memoria no me engaña, fue un jueves... o... la verdad no me acuerdo bien- y me dirigí a donde debíamos entregar la ficha donde decía que habíamos depositado la lana en el banco. Pero la cosa no podía ser tan simple, obviamente, así que tuve que hacer cola durante unos cinco minutos para que me tocara entregar la ficha y que me dijeran que tenía que pagar otros ciento y cacho pesos porque habían cambiado la tarifa. Para esto ya había llegado un poco tarde: el examen empezó a las diez y eran en ese momento las diez y diez.

Quiero comentar brevemente sobre esto de la impuntualidad mía. Es muy sencillo, en realidad: normalmente cuando tengo que llegar a una determinada hora a un lugar (en la mañana), me despierto de tal manera que me dé tiempo de llegar de un cuarto a media hora más temprano. La cosa es que en lo que me baño y visto me distraigo mucho (me pongo a leer, me pongo a jugar, me pongo a pensar) y es ahí donde se me va el tiempo de reserva, y el tiempo normal. Voy a buscar una manera de corregir eso... luego.

Seguimos con lo de la cola: me dijeron que podía presentar el examen y después ir a pagar inmediatamente la diferencia que debía y no había problema. Cuando entré al salón (porque no sabía dónde era) eran ya poco más de las diez y media.

El examen lo hice como en diez o quince minutos. Fui el segundo en salir, creo. De ahí me fui a sacar copias de mi credencial de elector y las traje en la mano de ahí en adelante. Estaba alegre porque pues eran claras las respuestas y todo -según yo.

Pero no, resulta que había otras interpretaciones que parecían al menos aceptables. Y esto me lleva a un tema muy importante: la ambigüedad. Normalmente uno no habla con precisión, sin embargo la gente se entiende y rara vez ocurren malos entendidos significativos ¿Por qué? He llegado a la conclusión (que parece obvia) de que no pasa eso mucho por que se establecen ciertas convenciones implícitas en el lenguaje. Uno no anda estipulando a qué se refiere con determinada palabra a cada rato, simplemente uno habla o escribe y ya. Y esto fue lo que asumieron las personas que hicieron ese examen.

Para mí es un poco complicado, y se agrava cuando es un examen que potencialmente puede frenar mi avance académico. Me gusta que la gente hable de manera consistente y con cierta precisión (aunque en conversaciones intrascendentes soy laxo). Lo achaco a que de por sí soy mamón y aparte súmenle que estudio matemáticas.

Entonces, me dí cuenta de que las respuestas que yo había dado se parecían cada vez menos y menos a lo que alguien 'normal' hubiera puesto. Pero que eran consistentes, al menos. Triste consuelo. Estaba echando chispas y algunas personas tuvieron que soportarlo. Y pues a esperar a que llegaran los resultados... en dos semanas o algo así.

Para cuando ya medio me había controlado, estaba con Eric en el banco pagando esa chingadera y de ahí nos regresamos para entregar la otra ficha. La entregamos y todo muy bien. La señora me entregó el recibo correspondiente, conversamos no recuerdo sobre qué, y salimos de ahí para entregar ese una copia de ese nuevo recibo a otra oficina.

Mientras subíamos las escaleras para llegar a la otra oficina le iba comentando a Eric que debíamos cambiar la imagen que tiene la gente de los matemáticos: mucha gente piensa que los matemáticos están locos, y que son despistados y nerds. Muchos lo son, sin duda, pero el chiste es cambiar la imagen, no a los matemáticos.

Mi plan para cambiar esa imagen es muy simple: Como ya estoy greñudo, simplemente me compro unas botas esas de motociclista, uso chamarras de cuero, tatuarme y ponerme roquerón. ¿Cómo ven? ¿Cuántos matemáticos roqueros ojetes hardcore conocen?

Eso le decía a Eric en lo que llegamos a la otra oficina y entregamos el papel. Íbamos saliendo cuando me dí cuenta de que mi recibo (el original) no estaba. Y ahí nos pusimos a buscarlo en mi mochila, entre mis pornos apuntes, y nada. Nos fijamos en el piso, y nada. Nos regresamos a las dos oficinas y nada que estaba. Hasta hice que una de las señoras se regresara a abrirnos la puerta para que pudiéramos buscar el pinche recibo, y nada. Ya estaba al borde del colapso nervioso cuando revisé las escaleras donde había estado diciendo mi plan... y nada.

Para no hacer el cuento (más) largo: resulta que, mientras le decía mi plan a Eric de volverme roquerón ojete hardcore, dejé caer el recibo inadvertidamente y algún buen samaritano lo recogió y lo pegaron en una ventanilla en la entrada del edificio.

Ja, soy malo ¿no?


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Ah, por cierto, sí pasé el pinche examen ese. Y usé la palabra 'examen' unas 1000 veces en esta entrada.

sábado, julio 21, 2007

Apodos

Ayer me estaba acordando de la secundaria, y me acordé de algunos apodos de compañeros y maestros. Veamos algunos de ellos (todos van precedidos por su respectivo artículo personal):

Achú, andros, topo, chupetes, sarape, haragán, cepillín, tamagochi, chilletas, bombero, bábidi, chícharo, pacho, costeñito, orasonso, ñoño (y variantes), nalgas (usado una vez), caballo (usado una vez), charrito, botas, teca, borrega, molusco, loca...

Y más, nomás que ya no me acuerdo, y traigo la presión baja. Ya luego los pongo.

martes, julio 17, 2007

Cuentos

Desde hace un rato traigo ganas de escribir algo así como un cuento. De chico recuerdo escribí algunas especies de historias todas chafas, y en secundaria algunas un poco más estilizadas, pero igual chafas.

Hoy en día siento que tengo algo más de habilidad, y una que otra idea para una historia (igual de chafas, imagino). La cosa que me ha impedido escribir esta vez no ha sido la flojera, me temo.

Es que me molesta escribir cosas como '*****, intrigado, contestó...' o ese tipo de mamadas. Siento que no son naturales. Tampoco pido algo completamente como uno habla, pero sí más inclinado hacia eso. En todo caso, voy a acabar escribiendo algo en forma de bitácora --me parece la mejor oportunidad para escribir de manera 'natural'. Vamos a improvisar a ver qué sale:

/*inicio del relato*/

Hoy estuve sentado en mi escritorio desde la mañana. Sí, no en la silla, sino en el escritorio. El gorila salió de viaje así que me quedo a cargo de la oficina y puedo hacer lo que yo quiera. Pasado mañana haré por fin mi pinche viaje pospuesto tantas veces: ir con Catarina a Villahermosa. Está muy cerca, lo sé, pero por el momento no tenemos tanto dinero como para ir más lejos, y tengo que aprovechar los días que me darán en el trabajo.

Se portó bien esta vez el gorila dejándome unos días escaparme de esta pinche rutina. La otra vez me preguntó:

- ¿Eres feliz?
- ¿Es joto, señor? (Bueno, esto no lo dije, pero lo pensé) ¿A qué se refiere?
- A si estás satisfecho con este trabajo, pues. Te veo como que con hueva todo el tiempo.
- Pues... por el momento voy a esforzarme para que la compañía salga adelante, y pues si se puede un ascenso o algo así (risa nerviosa).
- Ah.

No sé qué respuesta esperaba: no conozco a nadie que le guste estar todo el pinche día todos los pinches días capturando información, yendo y viniendo con mensajes y explicándole a una mujer furiosa que su gorila va a llegar tarde porque tiene una reunión, o algo así.

Y pues ahorita ya casi es la hora de la salida para comer. No sé qué voy a comer esta vez: tortas o tacos. Estos güeyes quieren comer tacos, y pues yo también, la cosa es que ya comimos ayer y no me cayeron muy bien que digamos. Pero estuvieron buenos. Lo que sí es que ya estoy bien gordo, puta madre. Siempre he sido gordito, pero ahora sí me estoy pasando de galleta, ja; y es que cuando corro no siempre corro todo el rato, así que me voy a quedar choncho un buen rato. Ya luego bajaré estos kilos.

Deveras que no sé cómo le hace ese pinche Juan para mantenerse tan flaco, chingao. Ese cabrón traga más que yo y mira, parece una pinche calavera (al lado mío, al menos) todavía.
Dice unas madres que el microbolismo, o algo así, que sus genes y no sé qué tantas chingaderas. Se la pasa leyendo sus revistas de gente sana. Qué pinche hueva me dan sus

Ya llegaron estos animales, me voy a comer.


/*fin del relato*/

Como pueden ver, no me salió muy bien. Todavía está muy estilizado y mis personajes están como que entre inexistentes y chafas :P. Pero pues qué querían que hiciera en 12 minutos.

lunes, julio 16, 2007

Jueguitos

Normalmente no me emociono demasiado con los juegos de video. Digo, me emociono al jugarlos y todo, pero busco ser discreto y fingir que no me impresiona mucho (personas me dicen que 'ya estoy grande')... pero hay veces en las que la experiencia es taaaan chida que no puedo seguir con mis farsas.

Cuando era chico, me pasaba mucho más a menudo. Recientemente puedo recordar una: la vez que escuché 'You've got another thing comin'" en Prey.

Acaba de pasar otra.

Los juegos de carreras normalmente no son lo mío. Lo mío es matazón y matazón y explosiones (Carmageddon merece una mención especial al combinar lo que me gusta y lo que no tanto), pero pues también a veces quiero variarle y aventarme unos de carreras que veo que se ven espectaculares. Apenas jugué Burnout 3 y estuvo muy chido, salvo por la abominación de soundtrack que traía. Qué pinche bodrio.

Hace rato instalé Flatout 2, que muchos dicen que es inferior a Burnout y no sé qué tanto, y en el intro -mientras agarraba forma el video- comenzó a sonar Demon Speeding. Y después, a la hora de la primera carrera, que me toca Demon Speeding.
Asssssu máquina, estuvo poderoso eso.

Ya, ya se me bajó la euforia. Quizá luego comente sobre el juego :P

Serios

La gente se toma muy en serio.

No tengo problema con eso, para nada. Cada quién tiene sus preferencias y si les gusta tomarse en serio, pues qué chido. Yo prefiero no hacerlo, simplemente.

Lo que me desagrada es cuando las personas afirman que no lo hacen, y cuando hablas con ellas o sostienes una conversación comienzan con comentarios que te hacen dudar de sus señalamientos.

Quizá este burdo análisis podría ser ampliado a otros objetos además de las personas (probablemente en un intento de antropomorfizar a las cosas que nos rodean).

Sí, ya no se me ocurrió nada más :P

EDIT: Bueno, pensándolo bien, sí tengo problemas con que la gente se tome en serio, pero no tanto como si dicen que no y sí :P

lunes, julio 02, 2007

Morbo

Si me preguntaran si soy morboso, contestaría que no. Bueno, que no mucho. Bueno, quizá sí, pero un poco. Mejor dicho lo normal. Un chingo.

Todas estas respuestas serían válidas, dentro de contextos definidos para cada una de ellas. Y eso que me limito a una acepción de la palabra.

Y es que hay veces en las que uno simple y sencillamente tiene ganas de observar algo. De repente te llega un impulso que te hace voltear, aspirar, acercarte o acciones afines para poder apreciar cualquier espectáculo que sea el que nos interese (normalmente lo asociamos con algo vomitivo, pero no es necesaria esta propiedad).

A la hora de por fin sumergirse en la experiencia mórbida, se satisface nuestra necesidad y nos sentimos aliviados. Pero no siempre podemos obtener eso, y -al menos en mi caso- se olvida y se sigue adelante. Si no pudiste ver cómo le mochaban el brazo a un tipo, o se quitaba el sostén una fulana, o un sujeto guacareaba o algo así ¡no importa! No me voy a morir si no lo veo, y de hecho bien podría verlo más adelante.


Pero me hubiera gustado ver :P


Es así como antier me ganó el morbo y fui a intentar ver la de Harry Potter. Les pido disculpas por mi comentario escatológico y la ofensa potencial que acarrea. Digo intenté porque, aunque estaba anunciada en la página del cine, no me fijé que decía preventa. Ni modo. Acabé con mi morbo sin saciar, y tuve que conformarme con ver esa película de Ocean's Thirteen, o como se llame.

Estoy haciendo un poco de trampa aquí. Dije que el morbo es un impulso, o tener ganas de observar algo. En este caso no me llegó nada más porque sí, sino que vi la anterior (de nuevo les pido disculpas) y me llamó la atención que un tipo pelirrojo es un poco cruel con las nenas, pero hay una especie de romance ahí y cuanta mamada. Esto me llama la atención y es por eso principalmente que quiero verla (el por qué me llama la atención será discutido en otra entrada que tengo planeado escribir pronto). No me interesa si Vorador se come a los papás de Harry o lo que sea.


Y sí, ya sé que el malo no se llama Vorador. ¿Y ustedes saben quién es Vorador?

Eso pensé.