Para ingresar a la maestría en FM te piden un examen conocimiento de lengua extranjera (inglés, en este caso). No sé exactamente por qué, pero te lo piden. Lo curioso es que te piden como ciento y cacho pesos para inscribirte al examen de inglés . Me reservo mis comentarios sobre el tener que pagar tanto dinero para un vil examen.
Me confié para el examen, francamente. Lo que sucede es que fue un examen de comprensión de lectura, o de lectura de comprensión, o algo así le pusieron a la hoja, y yo de manera diaria desde hace ya varios años entro a esta, esta y esta página. Y pues leo ya los comentarios y noticias que pongan ahí (ya saben ahora mi secreto para aprender inglés... y perder aproximadamente un cuarto de mi tiempo total de vida durante estos años). Es por eso que no estudié y pensé que el examen sería sencillo. Y sencillo fue.
Llegué el día indicado al examen -si mi memoria no me engaña, fue un jueves... o... la verdad no me acuerdo bien- y me dirigí a donde debíamos entregar la ficha donde decía que habíamos depositado la lana en el banco. Pero la cosa no podía ser tan simple, obviamente, así que tuve que hacer cola durante unos cinco minutos para que me tocara entregar la ficha y que me dijeran que tenía que pagar otros ciento y cacho pesos porque habían cambiado la tarifa. Para esto ya había llegado un poco tarde: el examen empezó a las diez y eran en ese momento las diez y diez.
Quiero comentar brevemente sobre esto de la impuntualidad mía. Es muy sencillo, en realidad: normalmente cuando tengo que llegar a una determinada hora a un lugar (en la mañana), me despierto de tal manera que me dé tiempo de llegar de un cuarto a media hora más temprano. La cosa es que en lo que me baño y visto me distraigo mucho (me pongo a leer, me pongo a jugar, me pongo a pensar) y es ahí donde se me va el tiempo de reserva, y el tiempo normal. Voy a buscar una manera de corregir eso... luego.
Seguimos con lo de la cola: me dijeron que podía presentar el examen y después ir a pagar inmediatamente la diferencia que debía y no había problema. Cuando entré al salón (porque no sabía dónde era) eran ya poco más de las diez y media.
El examen lo hice como en diez o quince minutos. Fui el segundo en salir, creo. De ahí me fui a sacar copias de mi credencial de elector y las traje en la mano de ahí en adelante. Estaba alegre porque pues eran claras las respuestas y todo -según yo.
Pero no, resulta que había otras interpretaciones que parecían al menos aceptables. Y esto me lleva a un tema muy importante: la ambigüedad. Normalmente uno no habla con precisión, sin embargo la gente se entiende y rara vez ocurren malos entendidos significativos ¿Por qué? He llegado a la conclusión (que parece obvia) de que no pasa eso mucho por que se establecen ciertas convenciones implícitas en el lenguaje. Uno no anda estipulando a qué se refiere con determinada palabra a cada rato, simplemente uno habla o escribe y ya. Y esto fue lo que asumieron las personas que hicieron ese examen.
Para mí es un poco complicado, y se agrava cuando es un examen que potencialmente puede frenar mi avance académico. Me gusta que la gente hable de manera consistente y con cierta precisión (aunque en conversaciones intrascendentes soy laxo). Lo achaco a que de por sí soy mamón y aparte súmenle que estudio matemáticas.
Entonces, me dí cuenta de que las respuestas que yo había dado se parecían cada vez menos y menos a lo que alguien 'normal' hubiera puesto. Pero que eran consistentes, al menos. Triste consuelo. Estaba echando chispas y algunas personas tuvieron que soportarlo. Y pues a esperar a que llegaran los resultados... en dos semanas o algo así.
Para cuando ya medio me había controlado, estaba con Eric en el banco pagando esa chingadera y de ahí nos regresamos para entregar la otra ficha. La entregamos y todo muy bien. La señora me entregó el recibo correspondiente, conversamos no recuerdo sobre qué, y salimos de ahí para entregar ese una copia de ese nuevo recibo a otra oficina.
Mientras subíamos las escaleras para llegar a la otra oficina le iba comentando a Eric que debíamos cambiar la imagen que tiene la gente de los matemáticos: mucha gente piensa que los matemáticos están locos, y que son despistados y nerds. Muchos lo son, sin duda, pero el chiste es cambiar la imagen, no a los matemáticos.
Mi plan para cambiar esa imagen es muy simple: Como ya estoy greñudo, simplemente me compro unas botas esas de motociclista, uso chamarras de cuero, tatuarme y ponerme roquerón. ¿Cómo ven? ¿Cuántos matemáticos roqueros ojetes hardcore conocen?
Eso le decía a Eric en lo que llegamos a la otra oficina y entregamos el papel. Íbamos saliendo cuando me dí cuenta de que mi recibo (el original) no estaba. Y ahí nos pusimos a buscarlo en mi mochila, entre mis
Para no hacer el cuento (más) largo: resulta que, mientras le decía mi plan a Eric de volverme roquerón ojete hardcore, dejé caer el recibo inadvertidamente y algún buen samaritano lo recogió y lo pegaron en una ventanilla en la entrada del edificio.
Ja, soy malo ¿no?
----
Ah, por cierto, sí pasé el pinche examen ese. Y usé la palabra 'examen' unas 1000 veces en esta entrada.