Ocio

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Desde que llegué a esta ciudad, cada vez que voy en la calle veo personas... personas viviendo sus respectivas vidas. Pienso para mis adentros "qué les mueve a seguir viviendo, ¿éso que tienen es realmente una vida?".

Son tristes: quejándose, sin esforzarse por aprender, llevados por la inercia social. No les importa el futuro, no les importa que su descendencia viva bien, o mejor que ellos: sólo les importa saldar las cuentas del momento, y saciar sus absurdas inclinaciones. Quizá el mundo fuera mejor sin ellos, quizá el mundo fuera mejor si en un instante desaparecieran. Después de todo, no hacen más que perjudicar en todos y ningún aspecto al mundo. Verdaderamente, sorprende cómo pueden llamarse a ellos mismos seres pensantes. Es de risa, ¿qué piensan, entonces?

Son patéticos.

Pero no lo son.

Su patetismo sólo refleja el mío, mi incapacidad de articular algún esfuerzo para cambiar, no digamos mejorar. Con mi cerebro (y corazón) entumecido y cegado por mi -falsa- arrogancia, por mi -falsa- humildad también, no soy capaz aún de salir de este círculo vicioso. Este círculo que yo mismo he creado, y que ahora me hago la ilusión de que no me deja salir.

¿Por qué?

Porque es cómodo. Es fácil. Más fácil que admitir y enfrentar la 'verdad' del mundo, ciertamente.

La 'verdad'... ¿es acaso sólo seguir vivo?

Yo sé (quiero creer) que no, que esto es fruto de mi ocio, pero he estado tanto tiempo afectado por estas ideas en mi cabeza que ya dudo de ello.

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