Es un hecho conocido -y recalcado en el blog- que soy alguien flojo. Floooojo, flojo. Sin embargo hay veces que me quito la flojera y salgo a pasear a algún lado: a algún museo, algún parque, o a la avenida central, mínimo.
Dentro de este tipo de lugares destaca uno: un parque que está localizado en Coyoacán (no sé cómo se llama) y al que he ido dos veces. Dicho parque -lamentablemente- no destaca en mi lista por su belleza, o por su diversidad cultural, o por los tatuajes esos temporales que te hacen ahí. Destaca porque es uno de los lugares que NO quiero volver a visitar. Es decir, si ya estoy allá y me dicen "vamos al parque ese", pues ya qué, voy y no me duele mucho. Pero si estoy encerrado en la casa y me dicen "vamos al parque ese", nomás no. ¿Por qué? Porque... pues... es difícil explicarlo, pero tiene que ver con el ruido. Digo, lo que busco en un parque es quietud, algo apacible, no unos fulanos con sus tambores y cuanta jalada que se ponen encima gritando como salvajes.
Bueno, esta entrada no tiene razón de ser, en realidad. Sólo la agrego porque me acordé ahorita del parque ese, y que prefiero salir a algún otro lado. Salir a algún otro lado cuando no tenga flojera, claro.
3 comentarios:
Deja de quejarte maldita sea, todo en es flojera
¿cómo que no te gusta? ¡PERO SI ES MI PARQUE FAVORITO!
claro!!! el mio tambien!!
como esta eso de : "ay! unos fulanos gritando como salvajes"
aguantese chingao, si quieres calma, vete a....al zocalo
che huerquillo :P
Clave que me toco: kijutlf
Publicar un comentario