jueves, mayo 18, 2006

100: Cabeza fría, School Rumble parte 1

Cuando la situación se pone pesada, es mejor tener la cabeza fría. Así es más sencillo analizar la situación y tomar una decisión conveniente. Considero que soy un fulano estable, estable en el sentido de que no oscilo demasiado en mis índices de alegría, tristeza y cosas así. No soy voluble, pues.

El hecho de que no sea voluble no quiere decir que sea impasible, hay cosas que me afectan y me hacen sentir bien, mal, o... raro, supongo. Tengo despliegues de entusiasmo (muy contados, por aquello de la flojera), de pesimismo (aquí hay una confusión: yo me fijo en el peor de los casos, pero por cuestiones prácticas más que ideología), y mi estado contemplativo habitual.

Si tuviéramos una gráfica en la que el eje horizontal fuera el tiempo, y el vertical fueran los mentados índices, la mía se vería más o menos así:


Humorómetro Edición C1-2006.

Lo de problemas existenciales, bueno... yo creo que todos entienden más o menos a qué me refiero con eso. El umbral de "estado serio" es donde estoy normalmente, como se puede apreciar en el dibujillo. Oscilo un poco entre "feliz/alegre" y "enojado/triste", pero sólo un poco. Por último, School Rumble "es" dos cosas: Una historieta, y una serie de animación. Por ello considero de buen gusto lanzar la siguiente...


ADVERTENCIA: Lo que sigue de la entrada contiene información referente a caricaturas japonesas. Peor aún: caricaturas japonesas que tratan sobre interacción entre personas de alrededor de 17 años. Como es de esperarse, está llena de ñoñadas, sandeces, chistes baratos y demás. Si el lector es una persona seria y que no pierde el tiempo en semejantes estupideces, por favor no continúe leyendo. En serio. Se va a enojar. Es más, voy a poner tres renglones con tres puntos pa' que no pueda leer mucho más abajo.

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Si continúa leyendo, quiero felicitarle por alguna de las siguientes razones:
-Si es de las personas mencionadas en la advertencia, su curiosidad le ha vencido y es señal de que no se queda con las ganas de saber las cosas. Bien por usted.
-Si es de las personas a las que le gustan esas chivas japonesas y de "chavitos", es muy probable que le guste. Dudo que sea su favorita, pero tampoco creo que le desagrade.


Una última observación: lo que se explica a continuación es la TRAMA de la caricatura, si no quieren que se las arruinen o algo no continúen.


Bueno, ahora sí vamos a hablar un poco acerca de la famosa caricatura.

School Rumble narra (principalmente) la historia de Harima Kenji, un fulano que está clavadíssssimo con una chava (la otra protagonista, al menos al principio) que se llama Tsukamoto Tenma. Nomás que hay un pequeño problema: a ella le gusta otro güey. Le gusta un fulano que se llama Karasuma Ooji (aaahh, cierto: olvidé mencionar que si los nombres están mal escritos o algo me dicen, porque los veo escritos de diversas maneras y pos ni a cuál irle).

Por si esto fuera poco, Harima se ha ganado una mala reputación como el "delincuente" de la escuela, porque -hasta antes de conocer a Tenma, por lo visto- fue un gandalla, de esos que se agarran a madrazos con todo el mundo nomás porque están aburridos, o algo. ¿Hasta aquí todo claro? Harima con Tenma y Tenma con Karasuma. Bien. Por lo visto nadie quiere a Harima. Pobre güey. Sobre Tenma no se puede decir mucho: en la caricatura señalan que es mala para la escuela, mala para los deportes y mala para cocinar. Sí, yo tampoco sé por qué le gusta a ese güey.

Pero la trama involucra a las amigas de Tenma (Mikoto, Akira, Sawachika), que pronto se enteran de que a Tenma le gusta el Karasuma; también inclyen a la hermana de Tenma, Yakumo, y a un chavo que está enamorado perdidamente de Yakumo: Hanai Haruki. El papel que juegan estos personajes se vuelve más relevante a medida que se desarrolla la historia, como vamos a ver.

Después de varios intentos infructuosos para declararle su amor a Tenma, creer que ella también lo quería y perder la memoria, Harima descubre lo que era obvio para muchos: Tenma quiere a Karasuma. El vato pierde las ganas de vivir, se deprime gacho y total que ya ni siquiera va a la escuela. Es más o menos a esta altura de la historia que comienza a dibujar una historieta.
Lo peor es que después descubre que su dibujante favorito es ni más ni menos que Karasuma (no recuerdo bien el orden de estos eventos).

Luego del desmadre de la historieta Harima es encontrada por una mujer, Anegasaki Tae, que lo invita a su casa. Un poco después Tenma consigue -gracias a Akira- salir a solas con Karasuma, y se encuentran a un adivino que resulta ser Harima. Karasuma no puede decidir entre el curry empacado y Tenma, lo que provoca que ella se vaya llorando; Harima decide ir tras Tenma, pero cae y no puede incorporarse. Al notar que alguien le tiende la mano para ayudarle piensa que es Tenma y, sin fijarse, le dice que la ama y no sé qué más. No era Tenma sino Eri. Es aquí donde se inicia la "relación" entre ellos dos.

Habiendo superado todo esto Harima decide hacer dos cartas: una para Tenma confesándole sus sentimientos y otra a su profesor asesor (o algo así) con su baja de la escuela. De nuevo la ineptitud de Harima le cambia las cosas y las cartas son intercambiadas. Pero no le salen las cosas tan mal a Harima porque Tenma no quiere que él deje de estudiar, lo cual revitaliza a ese güey, pero sólo para descubrir que no falta nada para las vacaciones. Tenma organiza con sus amigas una salida a la playa, y Harima logra colarse porque Tenma cree que a él le gusta una de sus amigas... *suspiro* son un par de descerebrados.

Por el momento aquí le voy a dejar con esto de School Rumble porque es demasiado extensa como para ponerlo todo en una entrada, pensándolo mejor. Espero poner más adelante la segunda parte, en la que probablemente incluiré mis impresiones sobre la caricatura, si logro abarcar toda la trama que llevan hasta el momento. Porque la que sigue ya está reservada :P.

Sale, felicidades entrada número 100.

lunes, mayo 15, 2006

No mames no mames no mames no mames

¡¡¡Snake en el nuevo Smash Bros!!!

*Le explota la cabeza a Aldo*

"Alerjico" al ejercicio

Tenía tiempo que debí haber escrito sobre este asunto... pero ahora que agregué un contador de visitas, suponiendo que haya todavía aparte de las mías :P, aprovecharé para agregar esta entrada.

Durante mi niñez fui flojo. Digamos que en esa etapa era flojo "normal": por lo general me paraba más o menos temprano sin que anduvieran arreándome cuando no había que ir a la escuela, pero si me mandaban a algo a veces no quería ir para no tener que fatigarme.

Así que no es una sorpresa el que ya de grande me rehuse a hacer algún tipo de ejercicio. Sin embargo, han habido ocasiones en las que me he armado de voluntad y me he puesto a hacer ejercicio. Aquí en México me puse a hacer porque no podía cargar los tanques de gas; mejor dicho: sí podía, pero era una tortura infernal. Y pos una vez que ya pude dejé de hacer. Luego intenté volver, pero a la semana me enfermé muy feo de la panza. Sané, y meses después intenté hacer de nuevo ejercicio, para volverme a enfermar de la panza...

Hasta hace poco, que me metí a aprender Karate. Todo iba bien, estaba yendo a las clases y todo, hasta que me caí en Coatza durante la semana santa... ahora mi muñeca está lastimada (ya ha mejorado bastante, pero todavía no puedo hacer algunas cosas, como apoyarme con la mano y soportar mi peso), y no he ido de nuevo a las clases.
Por eso he llegado a formular la teoría de que el ejercicio no es para mí. Cada vez que intento me pasa algo.

Sé que no tiene sentido, y que son meros pretextos, pero pos me sirven para no hacer ejercicio. Es que, francamente, qué flojera me da para eso.

sábado, mayo 06, 2006

Coyoacán

Es un hecho conocido -y recalcado en el blog- que soy alguien flojo. Floooojo, flojo. Sin embargo hay veces que me quito la flojera y salgo a pasear a algún lado: a algún museo, algún parque, o a la avenida central, mínimo.

Dentro de este tipo de lugares destaca uno: un parque que está localizado en Coyoacán (no sé cómo se llama) y al que he ido dos veces. Dicho parque -lamentablemente- no destaca en mi lista por su belleza, o por su diversidad cultural, o por los tatuajes esos temporales que te hacen ahí. Destaca porque es uno de los lugares que NO quiero volver a visitar. Es decir, si ya estoy allá y me dicen "vamos al parque ese", pues ya qué, voy y no me duele mucho. Pero si estoy encerrado en la casa y me dicen "vamos al parque ese", nomás no. ¿Por qué? Porque... pues... es difícil explicarlo, pero tiene que ver con el ruido. Digo, lo que busco en un parque es quietud, algo apacible, no unos fulanos con sus tambores y cuanta jalada que se ponen encima gritando como salvajes.

Bueno, esta entrada no tiene razón de ser, en realidad. Sólo la agrego porque me acordé ahorita del parque ese, y que prefiero salir a algún otro lado. Salir a algún otro lado cuando no tenga flojera, claro.

jueves, mayo 04, 2006

¿Por qué no te haces para allá al más allá?

¿Nunca les ha pasado que están quietos, con la mente en blanco, y de repente les asalta la idea de que hay algo que no está bien, algo que no están haciendo, o algo que hicieron?

Eso me pasa desde la secundaria, en ocasiones. Vaya manera de perder el tiempo.

Lo peor del asunto es no tener el valor, o la memoria, para enfrentar ese problema; dejarlo ahí, irlo posponiendo hasta que a) es demasiado tarde y ya la regaste para siempre, o b) es demasiado tarde y ya la regaste para siempre :P, o c) tienes que enfrentarlo contra tu voluntad. Eso me ha pasado ya varias veces, y hasta la fecha en ocasiones hago cosas y digo "luego lo soluciono", o "luego lo dejo de hacer". Cada quien tiene sus problemas, y estoy seguro que los míos son una nimiedad al lado de otras cosas, pero la actitud ahí está: va medrando lentamente nuestra voluntad.

Es difícil tratar de cambiar eso, al ser un círculo vicioso, pero no es imposible.

Bleh. Supongo que es el sueño. Vamos a dormir, que nos hace falta.