Cuando iba en la secundaria una vez me encargaron escribir un cuento.
Decidí fusilarme más o menos el ambiente de Descent (sobre el cual tengo que escribir un día de estos... me fusilé el hecho de que los monos iban en naves y había misiles y básicamente trataban de escapar, según recuerdo), y el cuento estuvo hecho en 45 minutos; pero tenía un problema: los nombres de los personajes.
Siempre me ha costado trabajo decidir ese tipo de cosas, hoy día cuando intento escribir historias agarro una página de internet aleatoria y el nombre que vea lo escojo. Como que no quiero que las personas que conozco piensen que hago referencia a ellas (si llegan a leer la historia en primer lugar, claro).
Lo que hice en aquel momento fue simplemente ponerles por nombres números, en lugar de... pues... nombres de a deveras. Me pareció buena idea y además salvaba aquello de ponerle nombres como de película a mis monos --no les iba a poner "Yon Maclein" o algo así :P.
No sé a qué venía esto de los nombres... se me fue el avión.
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