El Método Socrático

Ahora que me ha tocado dar clases, me doy cuenta de la belleza de algunas cosas que antes no había notado (y también me he vuelto más neurótico, como muestra la entrada anterior, ja). Además como que las cosas cuando las pienso ahora encajan con cierta elegancia, cuando antes encajaban con prisa, y de forma alocada.

También he tenido tiempo para mejorar mi diálogo, pues el discutir -el discutir "como dios manda"- con personas que escuchan la clase me obliga a despojarme de ideas preconcebidas y en efecto escuchar lo que dicen, pues el objetivo es que lo que se dice sea cierto, y normalmente relevante al curso. Y si uno piensa (o en efecto lo sabe, asumiendo premisas y eso) que lo que le dicen es falso, entonces uno procede a hacer primero que nada una cancha común, y luego exponer las razones para que la gente se dé cuenta de la falsedad de su declaración. Y es bieeen interesante porque hay veces que a uno le ilustran cosas que en efecto tienen una gran apariencia de verdad, pero que lamentablemente fallan al someterlas a un examen minucioso, y otras veces formas de pensamiento muy originales en efecto son nuevas pruebas de hechos conocidos.

Es curioso porque me recuerdo en FM como un estudiante algo alocado y que se la pasaba interrogando profesores, que quería que los problemas le salieran "pero ya" (y normalmente lo hacían, para mi buena fortuna), y que no se preocupaba tanto por "salir bien", sino por saciar su curiosidad y tener tiempo para jugar y entretenerse... ganando conocimiento y buscando verdades de paso. Es interesante que las ideas respecto al salón de clases, aunque no cambian tanto pues la idea es hablar verdades y saciar la curiosidad aún, agarran cierto matiz -cambio provocado por la jerarquía- que implica cierta responsabilidad.

Interesante.